SE está especulando mucho a cerca de la situación económica que nos lleva, a unos más que a otros, por el camino de la preocupación, el pesimismo y ciertamente la amargura. HOy por hoy, día a día, la clase política agota todas sus fuerzas y medios en la búsqueda de un culpable, ese chivo espiatorio en el que volcar toda la ira social y fatídicamente EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN es empleado una y otra vez como disculpa a sus malas gestiones. No hablamos de grupos políticos en concreto, ni del que gobierna, ni del que ejerce oposición, hablamos de todos en general. Obviamente una crisis económica de esta magnitud no se forja en una legislatura, ni siquiera en dos, suele ser consecuencia de una cadena continua de malas gestiones arrastrada durante muchos años. El problema estriba en identificar DONDE FALLAMAMOS, QUE HICIMOS MAL y no tanto: vamos a culpar a estos que fueron los más beneficiados, cuando ni por asomo es esa la realidad.
CIERTO ES que la actividad constructiva creció en los últimos años a pasos de gigante, a una velocidad de vértigo que no hacía sino reflejar lo disparatado de este auge. Pero nadie reaccionó. Creció la demanda multiplicándose por cifras que aún hoy nos asombran por su embergadura, la obra civil no se quedaba atrás y las administraciones se tiraron al pozo de las grandes obras alarde de una situacion económica boyante que ni por asomo poseíamos.
El sistema bancario llamaba a la puerta de todos ofreciendo créditos, prestamos e hipotecas a precios que eran irrechazables y los españoles no hicimos sino contagiarnos de este caos de bonanza y bienestar, que nos llevó irremediablemente a gastar lo que sabíamos que no teníamos ni tendríamos a largo plazo.
...y la construcción... cupables??? Ciertamente NO.
1º. desde europa se nos instaba a realizar grandes obras, ambiciosos proyectos
2º. El sistema bancario ofrecía dinero tirado para construir, comprar, viviendas vacacionales...
3º. Las políticas monetarias eran inverosímiles
4º. En el sector de la construcción aterrizaron cientos de empresas/empresarios surgidos de la nada, sin experiencia en el sector pero en busca del codiciado botín que supuestamente se ofrecía. Sus gestiones inoportunas, el desconocimiento de la actividad y sus urbanizaciones en pleno monte no hicieron otra cosa que hundir el negocio.
El problema actual es de grandes dimensiones: las pymes no obtenemos financiación sólo por pertenecer a este sector cuando fuimos los que menos nos lucramos y los que seguimos en pie, generando empleo. Las pymes de este sector ocupan 5 veces más que las grandes constructoras. No hay estimulo fiscal a la adquisición de la vivienda, no se otorgan prestamos ni hipotecas a los que necesitan una casa. No se busca una solución a las cientos de urbanizaciones con viviendas vacías que se acumulan en el extrarradio de grandes urbes. En donde hace falta no se puede construír, las políticas económicas, fiscales y las leyes de urbanismo no hacen otra cosa que poner trabas. Y es que al final seguimos igual, sin entender, sin aprender, sin esforzarnos en buscar soluciones, sólo culpables.
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